viernes, 15 de febrero de 2019

Los seres vivos mueren

Nos dice el diccionario que morir es “llegar al término de la vida”. También decimos que "muere" cuando se estropea definitivamente un aparato, o desemboca un río y más cosas, todas las cuales se refieren de modo real o metafórico, a un final sin retorno. Pero como buscamos una definición relativa a los seres vivos, la definición inicial es la que se ajusta. En este caso, hablo de "vida" como historia de una entidad concreta, que ha tenido principio y a la que ahora corresponde su término, que llamamos muerte.



Llegar al término de la vida, sin más, sin explicación de ningún tipo, porque esta definición de morir lleva implícito admitir que la duración de la vida es limitada y que, por tanto, se termina, algo que a los humanos nos cuesta mucho admitir. Pero voy a prescindir aquí de los humanos, pues en nosotros la muerte adquiere dimensiones diferentes a lo que ocurre en los demás seres vivos. Tenemos una conciencia de dignidad que se resiste a ser perecedera y que plantea muchas preguntas acerca de la propia trascendencia, cuestiones a las que sólo las religiones y los sistemas filosóficos son capaces de procurar respuesta. Recordemos las muchas obras que ha generado la idea de la muerte, desde las esculturas funerarias, a los muchos Faustos o a las sobrecogedoras películas tipo “El séptimo sello” de Ingmar Bergman o “Diálogos de Carmelitas”, sobre un texto de G.Bernanos. 

A VECES, ENTRE NOSOTROS LA MUERTE
ES TERRORÍFICA
Los dioses, eternos en todas las religiones, regalaban la inmortalidad a los humanos que se habían distinguido por hacer cosas buenas con comportamiento altruista. Ese era su gran premio, la inmortalidad.

¿Es terrorífico el morir? Para los humanos sí lo es de un modo u otro. Por eso la muerte siempre aparece representada como algo desagradable y con guadaña que, figuradamente, segará nuestras vidas. Por otra parte, no lo debemos olvidar, al separarnos definitivamente de seres queridos, genera en nosotros unas situaciones irreversibles de dolor a las que, una vez aparecidas, es preciso irse acostumbrando. La muerte, uno de los cuatro Jinetes del Apocalipsis, nos resulta espeluznante por ese halo de dolor e intranquilidad con que nos visita.

CEMENTERIO  CHAIREGO, (LUGO)

Pero, ¿y los demás seres vivos? También en ellos termina la vida y, por tanto, se produce la muerte. Muchos animales mueren como nosotros, pero sin dudas metafísicas acerca del proceso que afrontan. Mueren y sus cadáveres aprovechan como fuente de energía para otros seres vivos. Normalmente, como ocurre con nosotros, al morir lo hacen de modo individual cuando se trata de seres que vivieron como entidades discretas, pero cuando se trata de colonias, como corales, puede ser que algunos individuos mueran, mientras otros permanezcan vivos e, incluso, haya quienes nazcan dentro de la misma entidad colonial en la que otros mueren.

También existen ocasiones en que los individuos, como tal, desaparecen si bien permanecen vivos en sus descendientes. Hablo de aquellos seres, no pocos, que se reproducen por bipartición. Ocurre que un ser se divide en dos, que son sus dos hijos únicos, que acaban de aparecer mientras que el anterior, el progenitor que se dividió, ha desaparecido, ya no existe como tal. ¿Ha ocurrido la muerte del ser inicial? Nadie se atreve a decir que si, aunque ya no exista como entidad propia. Ha desaparecido, si bien la “desaparición” como tal, no entra en la definición de muerte. ¿Podemos decir que hay seres inmortales mediante la reproducción? tampoco. Más acertado será hablar de estirpes constituidas por seres que no mueren, pero que desaparecen para dejar su sitio y sus funciones a sus descendientes. Si troceamos por completo una planta en múltiples esquejes, de modo que la planta inicial deje de existir como tal, no diremos que haya muerto, aunque ha desaparecido. Su actividad biológica sigue presente en sus hijos en forma de esquejes que, al enraizar, serán nuevos individuos. 

HOJAS MUERTAS EN UN ÁRBOL VIVO

Los vegetales, como seres vivos que son, también mueren. Pero tienen sus peculiaridades. Por ejemplo, las plantas anuales viven un solo año y, al morir, lo hace todo el individuo, como en nuestro caso. Cuando viven más de un año, los procesos pueden ser peculiares. Por ejemplo, en los árboles de hoja caduca, las hojas mueren al llegar cada otoño, aunque esta muerte, genéticamente programada, no afecta a la viabilidad del individuo que las tenía. También, en árboles, puede ocurrir que se seque alguna rama, o más de una, sin que afecte a la vida del árbol como individuo.


APARENTEMENTE MUERTO

¿Qué ocurre con los cuerpos muertos? Los cadáveres de animales y vegetales se descomponen por la acción de otros seres que se alimentan de ellos. De un modo u otro, estos seres van descomponiéndolos, nutriéndose de sus restos, incorporando sus componentes, de modo que éstos vuelven a incorporarse a los seres vivos, si acaso alguna vez habían salido de ellos.

Porque, para mi entender, un ser muerto en mucho más que un mineral o una piedra. Aún hay en él mucha energía vital almacenada que aprovechará a otros seres. Sus componentes químicos, y la energía encerrada en ellos, pasarán a formar parte de otros seres dentro de la cadena biológica en la que están integrados.
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De todos modos, hay algo que quiero comentar. Entre todos los seres vivos, la nuestra es la única especie cuyos componentes podemos matar por matar. Hay otras especies, animales cazadores, que matan para el propio sustento, y eso constituye un conjunto de procesos naturales perfectamente estructurados en su biología. Me refiero, en nuestro caso, a matar como un acto de total crueldad hacia otros seres indefensos la mayor parte de las veces: matar animales o, incluso, quitar la vida a otros hombres. 

Entre animales hay luchas crueles por diversos motivos de liderazgo, pero nunca el vencedor mata a su oponente. Existen ritos en los que éste reconoce su derrota y, una vez ejecutados, no hay más violencia. 

En nuestro caso, existen muchas luchas que sólo terminan con la muerte del perdedor. Pero, eso sí, somo civilizados.


Fotos: Fondo de Google
          Emilio Valadé del Río




10 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias, +Marina Seischi por tu calificación. Este adjetivo, sin más comentario, me resulta estimulante.

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  2. Muy bien este blog.Me gustan mucho estas publicaciones

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  3. Gracias por tu comenterio, Unknown amigo. Te agradezco que me sigas, te guste los que escribo y que lo dejes escrito. Un saludo cordial.

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  4. Gracias por el articulo tan magnifico como siempre. Te sigo leyendo. Un gran abrazo.

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  5. Gracias, Demetrio, por tu comenterio y por seguirme. También yo te sigo. Un saludo muy cordial.

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  6. Respuestas
    1. Mercedes, creo que exageras un poco. la muerte, con sus connotaciones sicológicas, se presenta como un tema tabú para nosotros. Yo hablo aquí sobre ella como biólogo que soy, contemplándola como algo propio de cualquier ser vivo. No pretendo hacer mas. Gracias por tu comentario.

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  7. Cómo siempre un interesante artículo Emilio.

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  8. Gracias, Marisa Castiñeira por tu comentario.

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