martes, 5 de junio de 2018

Visitando a Chaira luguesa

Para muchos, Galicia es una zona llena de verdes montes y verdes valles, un tópico que se confirma en un amplio porcentaje del territorio gallego. Pero hay una zona en la provincia de Lugo a la que los lucenses llamamos A Chaira (La Llanura) y en el resto de Galicia se le conoce como  A Terra Chá (La Tierra Llana).

También es Galicia, A Chaira
Es una amplia meseta que se extiende por un área situada hacia el noroeste de la provincia. Para mi es hermosa y sobrecogedora.


Los muros rezuman vida y humedad
Cuando el cielo está bajo, lluvioso, a lo lejos se llega a confundir con sus horizontes lejanos y difuminados. Me recuerda Holanda o Bélgica y me trae a la mente aquella canción, Le Plat Pais, con la que conocí a Jacques Brel siendo yo un estudiante de 23 años en Barcelona. “Con un cielo tan bajo/ que provoca humildad; con un cielo tan gris/ que hay que perdonarle…” decía, o susurraba,  Jacques Brel y ahora lo recuerdo al estar en A Chaira…
Cada vez que paseo por ella la veo diferente y siempre hermosa. Hoy anduve por allí. Hay infinidad de ríos (“el país de los mil ríos”, fue llamada por Álvaro Cunqueiro, un escritor mindoniense recordado con cariño y respeto, ambos sentimientos mezclados). Tarde o temprano, todos ellos van a verter sus aguas al Miño, que pasa como recién nacido y ganando caudal gracias a sus aportes. Ríos de nombres cantarines: Rego dos Chaos, Río Anllo, Rego de Pumar, Río de Guisande… y cientos de ellos más, todos capaces de generar mil morriñas en quienes están alejados, ellos sabrán las causas.
Cita anual con los polinizadores
Es ésta una comarca rica en casas, casonas rurales, pequeñas capillas y cruceiros peculiares en su estructura. Hay varios núcleos de población con sus ferias, mas o menos mermadas, pero que antaño fueron centros de venta de ganado vacuno, derivados de leche y complementos. En la actualidad producen más de un queso con denominación de origen (Tetilla, San Simón). Hay otros productos gastronómicos con merecida fama, como pueden ser los navideños capones de Vilalba.
  Hoy el buen tiempo empezaba a brotar por todas partes. En los árboles frutales las flores ya están con sus corolas abiertas a insectos o al viento, como ofrecidas a los polinizadores. En un suelo, aún ayer anegado por la riada, aparecen hoy margaritas y dientes de león. Con relación a este último siempre me llamó la atención la amenaza de las madres para que sus hijos no jugasen con sus flores, pues de hacerlo se orinarían de noche en la cama. Hoy relaciono esta amenaza como un deseo materno de conjurar el peligro de una mancha indeleble de látex en la ropa infantil. Sea como sea, allí estaban los dientes de león esperando tentadores a unos niños que aún tardarán tiempo en aparecer. Aunque los frutales están en flor, no ocurre así con los abedules, carballos, ameneiros y otros árboles endémicos. En ellos ni todavía verdean las ramas.
Tentador diente de león
En Feira do Monte hay una bonita laguna, a Lagoa de Cospeito, algo dejada por la administración, lo cual casi es una suerte desde el punto de vista de su conservación. En esta laguna y en muchos humedales circundantes, es posible ver un amplio grupo de aves propias de estos hábitats. Pero eso será más adelante, cuando la primavera esté bien asentada y hayan llegado las aves migratorias a pasar aquí el verano.
En Xustás hemos visto jace unos años una amplia bandada de cigüeñas comiendo en un barrizal. También a principios de febrero de este año, vimos una pareja de ellas en su nido cerca de Feira do Monte, en Tamoga. Hace aún pocos años eran desconocidas por aquí, pero desde un tiempo a esta parte, eligen estas zonas para pasar sus veranos. Tal vez les guste, tal vez están cómodas por aquí. Es posible que, aunque no sepan nada del cambio climático, lo noten en su fisiología y hayan ampliado su área de veraneo debido a él. Lo que no han ampliado es su calendario de migración. El refrán nos dice que “por san Blas, la cigüeña verás” y allí estaban ese día, el martes de carnaval, puntuales a su cita.



Laguna de Cospeito
El verano está en puertas y, aunque sabemos que tienen que venir días malos, queremos creer que lo peor de este invierno ya (casi) ha pasado. Para ver esta primavera entrante y disfrutar con su llegada, merece la pena una visita a esta comarca, A Chaira.
Los frutales en flor polinizados por el viento... ¡Vaya con la intuición popular! Recuerdo una canción que trata de un viento enamorado de una rosa...  Ay mi rosa de la Alhambra/ rosa de la morería / haré lo que tu me pidas / con tal de que seas mía...


Fotos: Emilio Valadé del Río

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